lunes, 25 de mayo de 2009

LOS LOCUTORIOS

Viví en España hace unos 40 años, cuando una carta desde y hacia América tardaba entre 13 y 20 días en llegar a su destino. Es decir tres largas semanas, que se hacían eternas cuando esperabas la respuesta, pues entonces la espera se duplicaba.

También conocí en América las vivencias de muchos amigos españoles que tenían la misma experiencia: Esperar un mes para tener noticias de los suyos.

Sin embargo, hoy comunicarnos por internet y enviar el mismo mensaje nos puede llevar dos segundos y los mismos para recibir la respuesta. Esta es una de las grandes diferencias entre la sociedad de las nuevas tecnologías y tiempos ya superados.

Si para algún sector de la sociedad este avance es importante, es justamente para los contingentes humanos que se desplazan de un lugar a otro, en el permanente flujo de la inmigración, independientemente de sus motivos.

Para los inmigrantes la posibilidad de mantener un contacto directo, permanente y sobre todo rápido, con sus familiares y amigos de su lugar de origen, tiene un valor social de dimensiones absolutamente intangibles.

Se han reducido considerablemente aquellos largos vacíos y ausencia de noticias de los nuestros y del entorno que en su momento abandonamos.

Esto facilita considerablemente el proceso de integración, pues el hombre y la mujer que estando lejos, tienen noticias e información de los suyos ha cubierto ya una necesidad vital y puede levantarse todas las mañanas con mejor ánimo para enfrentar los retos del inmigrante en su inserción social en el país de acogida.

Esto, es indudable, lo había logrado en cierta medida el teléfono, pero también es innegable que los altos costos de la comunicación telefónica internacional no la hacían justamente accesible a todos.

Europa, en este nuevo intercambio de flujos migratorios, se ha llenado de locutorios, esos centros regentados en su gran mayoría por extranjeros, en los cuales los inmigrantes encuentran el mensaje o la voz de su mujer, de sus hijos, de sus padres, de la novia, o de los amigos.

Son nuevos “templos” en los que estos hombres y mujeres se reencuentran consigo mismos y con sus afectos mas profundos.

Por esto, los iberoamericanos que integramos la Plataforma de las Clases Medias apoyamos decididamente la concentración de la Asociación de Internautas a celebrarse el próximo domingo 24, a favor de la libertad en la red, esa misma red que hoy nos permite ver en el “chat” a nuestros hijos o nietos y no tener que esperar un mes para tener sus noticias.

Williams Cárdenas Rubio

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