lunes, 23 de noviembre de 2009

PARALELISMOS DEMOCRÁTICOS


Venezuela llegó a la democracia el año 1959, luego de la huida hacia Madrid del dictador Marcos Pérez Jiménez. Inmediatamente, una Junta Cívico Militar presidida por el Almirante Wofang Larrazabal, allanó el camino para la elección, mediante votación universal, directa y secreta, del primer presidente de la democracia venezolana en la segunda mitad del Siglo XX.

El ganador de aquellas elecciones fue Rómulo Betancourt, reconocido hoy como el padre de cuatro largas décadas de democracia, quien gobernó el país en medio de las convulsiones causadas por la exportación de la Revolución Cubana por parte de Fidel Castro, y de la fuerte insurrección interna que aquel proceso generó.

Betancourt dejó el poder al cumplir su período constitucional de 5 años, en el primer traspaso institucional de gobierno, luego de otras elecciones que fueron ganadas por Raúl Leoni, también social demócrata, quien continuó la obra de su antecesor.

Betancourt abandonó la política activa y se retiró a Viena, donde pasó largos años de su vida. Finalmente falleció el año de 1981 en Nueva York, hecho que coincidió con un viaje que hice a esa ciudad y que me permitió presenciar lo que fueron los últimos momentos de la vida de aquel ilustre demócrata.

La democracia venezolana continuó la senda marcada por Rómulo y dos líderes contemporáneos suyos sucedieron a Leoni, Rafael Caldera, fundador del partido social cristiano y Carlos Andrés Pérez, otrora secretario personal de Betancourt y ministro del Interior en su gobierno.

Cuando la democracia venezolana hizo aguas a finales de los 80 y principios de los 90, después de haber sido el espejo en el que se miraban muchos países latinoamericanos, los partidos políticos apelaron a la experiencia de sus viejos líderes y se produjeron las segundas presidencias de Carlos Andrés Pérez y Rafael Caldera.

La nueva riqueza producida por el aumento de los precios del petróleo había logrado quebrar moralmente al venezolano, que escogió el camino del dinero fácil. Vinieron la corrupción y el despilfarro y con ellos las crisis económica, social y política que arrasaron Venezuela, con estallidos sociales y los golpes de estado de Chávez del año 1992.

Y lo peor, que después de 30 años continuaban latentes los problemas seculares de los países en desarrollo, caracterizados por profundas desigualdades sociales, pobreza, miseria y anarquía.

A España la democracia le llegó a mediados de los años 70 del pasado siglo, después de la muerte del General Francisco Franco. La transición española, con el rey Juan Carlos I a la cabeza, como ejemplo para muchas sociedades de hábil e inteligente manejo de los posibles conflictos sociales y políticos, llegó la libertad, y en todo ese proceso jugó un papel estelar Adolfo Suárez, primer jefe de gobierno de esta etapa histórica.

Su paso por la Moncloa marcó líneas de actuación que sirvieron de ejemplo para muchos. Se retiró de la política activa y hoy se le recuerda como la pieza clave de la transición.

A Suárez lo sustituyó Leopoldo Calvo Sotelo, luego de superar el intento de Tejero por dar al traste con aquella incipiente experiencia de libertad. Y a Calvo Sotelo lo secundaron las tres legislaturas del socialdemócrata Felipe González, que incorporó a España al proceso de unión europeo y la puso en el camino del estado de bienestar.

González, perdió con José María Aznar las elecciones del año 96 y también se marchó a sus cuarteles de invierno. Las legislaturas de Aznar permitieron a España alcanzar el cenit de la bonanza económica. Aznar declinó gobernar más de dos legislaturas, en un gesto que le honra y el final del su gobierno estuvo marcado por el atentado terrorista de la estación de Atocha, el mas grande ocurrido en Europa, con 198 muertos y varios centenares de heridos.

Esa acción le abrió indirectamente las puertas de la Moncloa a José Luis Rodríguez Zapatero, pues el atentado terrorista había ocurrido apenas unas horas antes de las elecciones, las cuales se llevaron a cabo en medio de un clima ensombrecido y dominado por el efecto aterrador de aquel atentado.

Hoy la segunda legislatura de Rodríguez Zapatero se ha visto seriamente conmocionada por una crisis económica que tiene componentes internos importantes fundados en el estallido de una burbuja inmobiliaria, que se suman a la crisis financiera internacional.

El gobierno se ha visto falto de decisión e ideas, primero para reconocer la situación y luego para afrontarla. El resultado es que España avanza con dificultad en su 9ª legislatura democrática con un balance de mas de 4 millones de parados, síntomas de que está por aflorar una crisis social severa y pocas esperanzas de soluciones a corto plazo.

Se han cumplido 30 años de democracia y el modelo parece agotado y sin fuerzas. Las autonomías ahora con muchas competencias son un fardo muy pesado que multiplica la burocracia por 17.

Todo hace pensar en la necesidad de renovar el liderazgo político, pero como en Venezuela, se vuelve la mirada hacia los viejos y experimentados líderes.

Obviamente hay paralelismos, salvando las distancias, entre esta democracia instalada en una monarquía parlamentaria, con nacionalismos que parecen salirse de control y un sistema autonómico desbocado, y la democracia republicana, a la venezolana, cuyos partidos políticos han pasado a mejor vida.

En Venezuela la clase media no tuvo conciencia ni capacidad para regenerar la democracia, dando paso a la tragedia chavista. Confiamos que España no corra la misma suerte.

Williams Cárdenas Rubio

2 comentarios:

  1. Bien traída la comparación e interesante artículo. Más nos vale a los españoles aprender de nuestros hermanos venezolanos y concentrar nuestras fuerzas en ayudarnos mutuamente a no cometer una y otra vez los mismos errores. Al menos los valientes como usted se toman la molestia de avisarnos. Luego que no se diga que nadie nos advirtió.

    Gracias, señor Williams.

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  2. Las clases medias Españolas no no svamos a dejar hundir por unos politicos de pacotilla. Somos mas fuertes que ellos y los vamos a hundir.

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