Vaya por delante que nada tengo en contra de la opción sexual de cada quien, salvo respeto. Nada de lo que aquí se anota tiene que ver con los transexuales.
Hecha esta aclaratoria es necesario definir a quienes nos referimos: Los transexuales de la política son aquellos individuos que teniendo un cerebro que comulga con las ideas de la izquierda, del comunismo, del socialismo, de la propiedad comunitaria, de Marx, Lenin, Mao, Fidel, etc…, viven en un cuerpo que rechaza estas ideas y que lo que exige y demanda es el bienestar, la buena vida, el goce y disfrute exclusivo de sus bienes, es decir la propiedad privada, la riqueza, la acumulación de bienes y de capital, y estar al día en lo referente al avance tecnológico y científico.
Los hay en todas partes por cientos de miles, que tratan de ocultar su verdad verdadera. Hacen hasta lo imposible por evitar que su conducta demuestre la falsedad de su discurso. Muchos militan y lideran partidos de izquierda moderada o extrema, y son capaces de cualquier cosa con tal de que no conozcamos su más recóndito secreto.
En América Latina abunda esta especie de políticos y es frecuente escucharlos usar el prolífico discurso que les dicta su cerebro para alcanzar el poder, para una vez alcanzado este, dar rienda suelta a su verdadero ser.
La corrupción se convierte en su principal aliado, se enriquecen de manera grotesca, adquieren bienes de todo tipo que ingresan a su inventario patrimonial, aparecen las cuentas abultadísimas en los paraísos fiscales, para los que se utilizan familiares o testaferros, que cubren y dan opacidad a la verdad.
Grandes fincas, cortijos y haciendas, casas majestuosas, edificios inmensos, yates, aeronaves, grupos económicos, con predilección por los “holding” de comunicación, con los que tratarán de mantener la falsedad de su discurso.
En algunos casos la ambición sin límites se dispara. Es lo que le ha ocurrido a Hugo Chávez y los suyos, a quienes Venezuela se les ha quedado pequeña, y quieren apoderarse del resto de Iberoamérica.
Chávez, Evo, Correa, Ortega, Castro, los Kirchner, todos políticos de izquierda, no aguantan una revisión de sus cuentas. Los activos no paran de multiplicarse para dar gusto a las exigencias corporales de estos auténticos transexuales.
Europa no escapa a la presencia de estos “líderes” en el seno de los partidos políticos de izquierda, con similares características. Bastaría echar una tímida mirada al pasado reciente. Los hay, de origen humilde como la mayoría, que ahora son mas ricos que cualquiera de los más prósperos empresarios europeos.
Hay una subespecie que encontramos en lo que se conoce como los intelectuales “progres”. También en algunos de ellos el discurso de sus ideas está divorciado de su, llamémoslo “modus vivendí”. Artistas, escritores, cantantes, poetas y hasta filósofos, que todavía no encuentran su lugar en este mundo.
Dentro de esta subespecie hallamos también a académicos y profesores universitarios, como aquellos de la española Universidad de Valencia, simpatizantes de Izquierda Unida, que se han ido a Latinoamérica a convertirla en el laboratorio de sus trasnochadas ideas y en el basurero ideológico del Siglo XXI, asesorando a Chávez y otros jefes de estado en los procesos “constituyentes” y de “cambio social”, ideas que son incapaces de proyectar en sus propias sociedades, donde tienen una presencia absolutamente marginal.
La contraprestación a esta generosa ayuda, que permite exportar sus brillantes ideas sobre la propiedad comunitaria y social, son los jugosos contratos en dólares que devengan, para vivir en Europa como auténticos reyes, que es lo que les pide el cuerpo.
Algo tienen en común estos transexuales de la política tanto de Europa como de América: Cuando alguien les dice que hay que repartir parte de sus propiedades entre el prójimo o las colectividades mas necesitadas, su rechazo es total y contundente, sólo entonces son capaces de salir del armario.
Williams Cárdenas Rubio
Clases Medias Iberoamericanas
05.08.09
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