domingo, 2 de agosto de 2009

El “Ejército popular” de Zelaya espera cansado sus instrucciones

Los futuros “soldados del ejército popular” que el depuesto presidente de Honduras, Manuel Zelaya, planea formar en la frontera de Nicaragua para presionar a los golpistas, aguardaban este viernes instrucciones en un ambiente de incertidumbre y cansancio.


“No sé todavía qué es lo que vamos a hacer, eso lo manejan los coordinadores de los grupos”, dijo a la AFP Pablo Pérez, un diminuto campesino hondureño que cruzó a Nicaragua para apoyar a Zelaya, burlando el cerco militar dispuesto por el gobierno de facto en la frontera.


Pérez, oriundo del departamento de Colón, es uno de más de 300 seguidores de Zelaya que se hallan apostados en la fronteriza ciudad nicaragüense de Ocotal, 226 km al norte de Managua, con la idea de formar una resistencia cívica contra el régimen que surgió del golpe de Estado en Honduras.


Zelaya se instaló hace una semana en Ocotal, pueblo de unos 45.000 habitantes anclado en una boscosa meseta de la cordillera de Dipilto, para organizar a sus seguidores, quienes conviven sin problema con los nicaragüenses de la zona.

El derrocado presidente anunció el miércoles que formaría con sus seguidores un “ejército popular” en fincas aledañas a la ciudad, para que lo acompañen en un tercer intento de retorno a Honduras.


Pero la incertidumbre reinaba en la zona fronteriza luego de que partió a Managua para reunirse el jueves con emisarios de Estados Unidos que buscan reactivar la vía de la negociación como salida al conflicto, y delegó a su cercano colaborador, Carlos Reina, la organización y entrenamiento de sus “soldados” en Ocotal.


“No hemos recibido capacitaciones”, dijo a la AFP Rubén Ortiz, un campesino hondureño, de 60 años, a quien, poco después, un correligionario le ordenó callarse.


El hotel “Fronteras” de Ocotal, donde se alojó el depuesto presidente con todos sus colaboradores y más de un centenar de agentes de seguridad de la policía nicaragüense, este viernes lucía vacío por fuera.


Según algunos allegados, antes de viajar a Managua Zelaya canceló sus cuentas en el hotel, pero los empleados del centro dijeron que las habitaciones seguían reservadas.


“Por ahora, simplemente vamos a divertirnos, a distraernos, vamos a hacer las milicias (aquí en Ocotal), pero nada de armas”, comentó camino hacia su albergue, Arnoldo Moreno, otro de los campesinos.

La falta de información sobre las actividades de Zelaya alimentaba en la frontera nicaragüense numerosos rumores y comentarios de lugareños, como los que sostienen que Zelaya realmente no quiere regresar a Tegucigalpa y busca quedarse a vivir en alguna finca de Ocotal.


Entre los ‘zelayistas’ hay campesinos pobres, jóvenes de apariencia forajida y algunas mujeres que este viernes buscaban cansadas quien las ayudara a regresar a sus casas, porque tienen miedo de ser detenidas por los militares por haber cruzado la frontera por puntos ciegos.


Zelaya, un adinerado ganadero de 56 años que giró a la izquierda y se alineó con el presidente venezolano Hugo Chávez, fue derrocado y enviado al exilio el 28 de junio por los militares con apoyo de poderosos sectores civiles que lo acusaron de tratar de reformar la Carta Magna para su reelección.

El gobierno de facto encabezado por Roberto Micheletti enfrenta una fuerte presión internacional, mientras Zelaya trata de ingresar a territorio hondureño desde Nicaragua.

No hay comentarios:

Publicar un comentario