Después de lo visto, por la manera en la que la OEA y la ONU han tratado la Crisis de Honduras, no existe ninguna duda acerca del penoso nivel de los liderazgos que hoy conducen a esas otrora importantes organizaciones Internacionales.
En la Organización de Estados Américanos (OEA), a medida que se le abre la puerta a una dictadura como la de Cuba, se le cierran los espacios y se condena a un país que le ha dado al mundo entero una auténtica lección de democracia, al impedir sus instituciones que la Constitución hondureña fuera pisoteada por el nuevo payaso centroamericano: Mel Zelaya.
En esto jugó un papel fundamental el "pendejo", como lo llamó el propio Chávez, de José Miguel Insulza, Secretario General de la OEA, que en su afán de gozar de las simpatías de la "banda chavista" para garantizarse la reelección en el organismo, llegó al extremo de avalar el vuelo de Zelaya que pretendía reinstalarlo en el poder en Honduras.
Sabía perfectamente que esa violación del espacio aéreo hondureño podía generar un baño de sangre de magnitudes impredecibles, del cual hubiera sido responsable, por haberlo inducido la injerencia indebida de ese organismo internacional en los asuntos internos de aquel país, con una absoluta parcialidad a favor de Zelaya.
Ya para aquella fecha se había producido la exclusión de Honduras de la OEA, asi que nada ni nadie podía justificar la presencia de Insulza en aquél avión.
Menos justificable aún es la presencia de Miguel D´Escoto, ex caciller sandinista, actual Presidente de la Asamblea General de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), que involucró a ese organismo en esta vergonzosa aventura, en la que cual un Casco Azul indocumentado, quizo estar presente en una medida de presión que puso en riesgo la vida de miles de seres humanos.
Estos no son los máximos representantes de los organismos internacionales que el mundo se merece. Ahora mismo debe iniciarse una averiguación en el seno de la ONU que determine cuáles fueron las verdaderas razones que llevaron a estos dos altos funcionarios internacionales a inmiscuirse en esta peligrosa acción.
Llama poderosamente la atención de que Insulza no se haya trasladado a Venezuela con la misma celeridad para atender la situación de la huelga de hambre que realiza el Alcalde Metropolitano de Caracas, Venezuela, en la sede de la OEA en esa ciudad, ni investigar sus razones, ni D´Escoto, a estas alturas de la crisis en China, con mas de 150 muertos, se haya desplazado a Pekin para formular las advertencias necesarias a aquel régimen comunista asiático.
Mayor verguenza aún sentimos por algunos "líderes" de las democracias de países occidentales, empezando por Obama, que sin verificar lo ocurrido se lanzaron a condenar al nuevo gobierno hondureño, y ahora tratan de recojer el agua derramada. Lo de Zapatero y su canciller ya pasa a ser innombrable, pues a España se le supone una proximidad comprometida con la libertad y la democracia en Latinoamérica, y lo que hizo fue abogar por Zelaya y por la retirada de los embajadores de la UE.
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